La depresión como la ansiedad, constituye una de las respuestas protectoras frente a un medio amenazante.
La depresión es una alteración del estado de ánimo que puede afectar y perturbar toda la personalidad del paciente hasta el punto de hacer surgir una serie de síntomas que pueden desembocar en el suicidio.
La depresión es una enfermedad mental mucho más frecuente de lo que se supone. Muchas personas aparentemente sanas, con una vida diaria “normal” están deprimidas y que con un poco de atención y medicación, podemos evitar que lleguen al suicidio.
Sabemos que una persona está deprimida cuando presenta un rostro tenso, pobre en mímica, mirada poco expresiva, desaliño en su persona, movimientos lentos y falta de expresión corporal. Lenguaje poco audible, monosilábico y en casos graves inmóvil todo el día y sin comunicarse con los que le rodean.
La comunicación con los demás es con gran dificultad y esfuerzo; se concentra en su dolor y desesperación. Impresiona como pasivo e indiferente.
Su discurso es pesimista y expresa sentimientos de culpa. Desatento y distraído.
Expresa gran tristeza y se siente incapaz de realizar las tareas más sencillas. Incapaz de resolver con seguridad, lucidez y confianza las tareas más sencillas de la vida diaria, se desanima con gran facilidad. Se siente apático, vacío, débil, fatigado, ineficiente e incapaz de hacer cualquier cosa.
Está más presente el pasado que el futuro; se vive el pasado de manera culposa y pesimista, puede llegar a culparse de situaciones ajenas a él y sintiendo gran angustia por hechos no cometidos y llegando al suicidio por sus presuntas culpas.
El presente lo vive también con pesimismo e infravalorando la situación actual; su presente lo vive trágicamente y sin posibilidad de salida lo que hace que sienta que la vida no merece vivirse. No es capaz de visualizarse en un futuro; no existe esperanza de nada, ni fe ni la posibilidad de percibirse de manera diferente a la actual.
No presenta interés por algo, todo aparece como sin sentido e insignificante. El trabajo, los amigos y el presente se vuelve vacío. Además se agrega pérdida de memoria, de habilidades y de concentración.
Los síntomas más relevantes son: insomnio, sueños intranquilos, angustiosos, en ocasiones exceso en el dormir toda la noche y gran parte del día. Pérdida del apetito, estreñimiento, disminución del apetito sexual, palpitaciones, sensación de opresión en el pecho, baja de peso, dolores musculares, cefalea, etc.
En toda depresión se debe tener muy presente el riesgo suicida, como consecuencia de sentir la vida inútil, sin sentido y con grandes sentimientos de culpa.
La depresión es una alteración del estado de ánimo que puede afectar y perturbar toda la personalidad del paciente hasta el punto de hacer surgir una serie de síntomas que pueden desembocar en el suicidio.
La depresión es una enfermedad mental mucho más frecuente de lo que se supone. Muchas personas aparentemente sanas, con una vida diaria “normal” están deprimidas y que con un poco de atención y medicación, podemos evitar que lleguen al suicidio.
Sabemos que una persona está deprimida cuando presenta un rostro tenso, pobre en mímica, mirada poco expresiva, desaliño en su persona, movimientos lentos y falta de expresión corporal. Lenguaje poco audible, monosilábico y en casos graves inmóvil todo el día y sin comunicarse con los que le rodean.
La comunicación con los demás es con gran dificultad y esfuerzo; se concentra en su dolor y desesperación. Impresiona como pasivo e indiferente.
Su discurso es pesimista y expresa sentimientos de culpa. Desatento y distraído.
Expresa gran tristeza y se siente incapaz de realizar las tareas más sencillas. Incapaz de resolver con seguridad, lucidez y confianza las tareas más sencillas de la vida diaria, se desanima con gran facilidad. Se siente apático, vacío, débil, fatigado, ineficiente e incapaz de hacer cualquier cosa.
Está más presente el pasado que el futuro; se vive el pasado de manera culposa y pesimista, puede llegar a culparse de situaciones ajenas a él y sintiendo gran angustia por hechos no cometidos y llegando al suicidio por sus presuntas culpas.
El presente lo vive también con pesimismo e infravalorando la situación actual; su presente lo vive trágicamente y sin posibilidad de salida lo que hace que sienta que la vida no merece vivirse. No es capaz de visualizarse en un futuro; no existe esperanza de nada, ni fe ni la posibilidad de percibirse de manera diferente a la actual.
No presenta interés por algo, todo aparece como sin sentido e insignificante. El trabajo, los amigos y el presente se vuelve vacío. Además se agrega pérdida de memoria, de habilidades y de concentración.
Los síntomas más relevantes son: insomnio, sueños intranquilos, angustiosos, en ocasiones exceso en el dormir toda la noche y gran parte del día. Pérdida del apetito, estreñimiento, disminución del apetito sexual, palpitaciones, sensación de opresión en el pecho, baja de peso, dolores musculares, cefalea, etc.
En toda depresión se debe tener muy presente el riesgo suicida, como consecuencia de sentir la vida inútil, sin sentido y con grandes sentimientos de culpa.
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