La ansiedad se puede definir como la presencia de tensión o preocupación excesivas y de manera persistente ante la ausencia de un trastorno orgánico o psiquiátrico que explique las manifestaciones y descartando el consumo de alguna sustancia que genere efectos ansiosos.
La ansiedad es la enfermedad psiquiátrica de mayor prevalencia en la población a nivel mundial. Menos del cincuenta por ciento de las personas que la sufren buscan ayuda médica, lo que resulta en un aumento de las tasas de morbilidad y por ende, en la mayor demanda médica por parte de estos enfermos.
Los individuos ansiosos presentan síntomas cuya duración, intensidad y consecuencias son lo suficientemente importantes para afectar su salud.
La ansiedad como respuesta normal del organismo prepara al individuo para enfrentar situaciones adversas.
Vivimos insertos en una sociedad ansiogénica, cada vez hay más individuos que sufren ansiedad, tanto en forma independiente como agregada a otros padecimientos, tales como depresión, fobias, esquizofrenia, psicosis, somatizaciones, hipersensibilidad, trastorno obsesivo compulsivo y estres.
Para diagnosticar ansiedad se requiere que los síntomas sean provocados por una situación conflictiva crónica en la vida de una persona, mínimo seis meses. Esto es importante porque origina que la persona pase la mayor parte del tiempo preocupada por situaciones sin importancia y que su atención y desenvolvimiento en su vida cotidiana demerite en su rutina diaria, en decir, vida laboral, social y familiar.
Síntomas más frecuentes son: tensión muscular como temblor; la hiperactividad se manifiesta por palpitaciones, dificultad para respirar y dormir bien, es decir, un sueño reparador. Los síntomas corporales pueden ser sudoración, náusea y diarrea. El síntoma más importante es la preocupación excesiva, persistente y no se relaciona con ningún trastorno mental. Los pacientes se preocupan por situaciones trágicas como accidentes, enfermedades, conflictos sentimentales por y supuestos peligros futuros.
Todo lo anterior origina un estado de alerta que afecta al sueño, los torna irritables y con falta de concentración.
En el hombre la ansiedad puede desembocar en alcoholismo y adicciones.
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